lunes, 29 de diciembre de 2008

La Shisha como elemento emocional

Los que han estudiado publicidad saben de la importancia de las emociones en el marketing. Cualquier consumidor, de hecho, es consciente de la importancia de sus emociones. Me atrevería a decir incluso que es uno de los pocos hilos que nos mantiene atados a nuestra infancia. Entre la inocencia y la ilusión -y por consiguiente emoción- hay muy poca distancia.

La shisha es un objeto que intrínsecamente transmite una serie de emociones, y lo más importante, nos las transmite sin necesidad de que ningún publicista o "ente gobernesco" nos lo pida. Es un objeto que transmite relax, sensación de "es una tarde de verano y estoy apalancado" e incluso de "es una tarde de invierno y estoy apalancado". Quien la ha fumado alguna vez lo sabe: te imaginas a ti mismo desde fumando en una terraza con la brisa marina hasta pegando unos calos en el cálido hogar, en una gélida noche invernal.

Con todo este rollo vengo a decir que una shisha "alias cachimba" no es un mero objeto de acero que sirve para fumar matuja, chocolate o demás mierda. Una shisha es un objeto íntimamente atado a los sentimientos.

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